Nuestro modelo educativo



Un área clave de nuestro proyecto educativo es el Departamento Psicopedagógico que no solo atiende a la población estudiantil, sino que además capacita continuamente a profesores, también enriquece los planes de estudio de la SEP.


El departamento lo integran educadoras, psicólogo y pedagogos, el 60% de ellos cuenta con nivel de maestría.


Nuestra metodología se soporta en la elección de las mejores técnicas y métodos de enseñanza acordes al nivel educativo con un énfasis en el modelo socioconstructivista apoyado en una disciplina que nace de despertar en conciencias sobre el impacto de nuestras acciones.

Formamos con un carisma muy particular a alumnos apoyados en la cercanía con los Padres de Familia, basados en los pilares de la educación propuestos por la UNESCO:


 Aprender a conocer.
Este tipo de aprendizaje, que tiende menos a la adquisición de conocimientos clasificados y codificados que al dominio de los instrumentos mismos del saber, puede considerarse a la vez medio y finalidad de la vida humana. En cuanto a medio, consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo que la rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los demás. Como fin, su justificación es el placer de comprender, conocer, de descubrir. 

 Aprender a hacer

Aprender a conocer y aprender a hacer son, en gran medida, indisociables. Pero lo segundo esta más estrechamente vinculado a la cuestión de la forma profesional: ¿Cómo enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, cómo adaptar la enseñanza al futuro mercado del trabajo, cuya evolución no es totalmente previsible? 

 Aprender a convivir

¿Sería posible concebir una educación que permitiera evitar los conflictos o solucionarlos de manera pacifica, fomentando el conocimiento de los demás, de sus culturas y espiritualidad? La idea de enseñar la no-violencia en la escuela es loable, es una tarea ardua, ya que, como es natural, los seres humanos tienden a valorar en exceso sus cualidades.

 Parecería entonces adecuado dar a la educación dos orientaciones complementarias. En el primer nivel, el descubrimiento gradual del otro. En el segundo, y durante toda la vida, la participación en proyectos comunes, un método quizá eficaz para evitar o resolver los conflictos latentes.

 Aprender a ser

La educación debe contribuir al desarrollo global de cada persona: cuerpo y mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual, espiritualidad. Todos los seres humanos deben estar en condiciones, en particular gracias a la educación recibida en su juventud, de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por sí mismos qué deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.