En tiempos de coronavirus, nada como el plato de la mente sana.



Estas últimas semanas han sido algo estresantes para todo el mundo; la contingencia por el coronavirus, nos ha revelado nuestra vulnerabilidad, no sólo física sino emocional. Es por ello, que el día de hoy queremos compartirles “El plato de la mente sana”.

Daniel Siegel y David Rock, creadores de este concepto, nos proponen un modelo sencillo para realizar siete tipos de actividades que le permiten a nuestro cerebro trabajar de forma óptima, desarrollando así, el equilibrio y bienestar personal.

1.       Tiempo de concentración. Cuando centramos nuestra atención de manera continua sobre algo sin ningún tipo de distractor, nuestro cerebro crece. Es por ello, que en estos días, leer un buen libro, jugar ajedrez o un buen rompecabezas, así como realizar las tareas que los maestros han enviado, puede ser de utilidad para nuestros hijos. Como papá-mamá piensa, en algo que requiera de tu atención al 100%, y regálate ese tiempo de concentración.

 

2.       Tiempo  físico. Cuando el cuerpo se mueve, se potencializa la neuroplasticidad y se crean conexiones cerebrales. Estos días procuren un espacio mínimo de 30 minutos para ejercitar el cuerpo. Hoy en día existen muchos tutoriales en las redes;  encuentren el tipo de actividad física de su preferencia y la de sus hijos, y conviertan el jardín de la casa, en un estudio de danza, en un gimnasio, una cancha de fut o un  salón de estimulación temprana.

 

3.       Tiempo de sueño. El cuerpo necesita reparar y cargar pilas. Es por eso, que en estos días te recordamos la importancia de que todos en casa duerman el mínimo de 8 horas. En el caso de los niños y nuestros adolescentes, una siesta por las tardes, no vendría nada mal. 

 

4.       Tiempo de juego. Jugar forma parte de la base de la creatividad y la innovación. Realizar actividades divertidas y placenteras, hacen la vida emocional y mental, más saludable. Aprovechen estos días para enseñarles a sus hijos sus juego favoritos de la infancia, regresen a lo básico, lo sencillo pero divertido; pero también, dense la oportunidad de que ellos les enseñen sus  juegos.

 

5.        Tiempo de relación o conexión. ¿Sabían que la manera en la que nos relacionamos y conectamos  con los demás, hacen que nuestras vidas puedan ser más saludables, creativas, plenas y felices? Cada momento de encuentro y compartir estos días, es una oportunidad para la conexión.  Haz del tiempo de juego, de la hora de dormir o de  los desayunos, almuerzos y cenas, un tiempo para conectar con el corazón de los miembros de casa; disfruta la dicha de sentirlos en ti.

 

6.       Tiempo de inactividad. Nada como un tiempo libre para que la mente se relaje y nuestro cerebro se ponga en orden. El tiempo de inactividad es un tiempo de “no planes”, es una especie de descanso intencionado para la mente y el cerebro. Busquen un lugar en casa para relajarse y dejen que la mente viaje a donde quiera; denle a los niños unos minutos para que ellos descansen de la rutina del día.

 

7.       Tiempo de interiorización. Hoy particularmente, se viven momentos de mucho estrés, preocupación, incertidumbre y miedo. Es por ello que urge brindarnos un espacio para reflexionar sobre nuestro mundo interior. Darse estos tiempos con regularidad, favorece el crecimiento de las fibras cerebrales que regulan la atención, las emociones y el pensamiento y permiten la mejora de la empatía y la compasión. Preguntarles a nuestros hijos cómo se sienten, qué opinan de lo que están viviendo o pedirles que realicen un dibujo (en el caso de los más peques) sobre cómo están, meditar u orar,  pueden ser formas de bridarles ese tiempo de interiorización. 

 

Que estos tiempos, sean también una oportunidad para aprender y crecer juntos.